Ester ya está dentro nuestro. El papel de diario o el tiempo (nos inclinamos por esta última posibilidad) hicieron de su maduración un hecho. Subsisten, con todo, los problemas relativos a las mallas de palta Hass que fueron adquiridas, como ustedes ya saben, en el megamercado LIDER. Aunque nuestro desayuno las incluyó ayer y hoy con resultados sobresalientes (oleosidad, consistencia, color, sabor y olor perfectos), no podemos obviar que el kilo que contiene una malla está integrado por diversos especímenes y, aunque muchos de ellos estaban en punto de maduración óptimo (nos remitimos a nuestros desayunos), quedan ahora, de las dos mallas, unas ocho o diez paltas que no vislumbran, ni aun a fuerza de papel de diario (¿dejamos pasar el tiempo?), su consumo. Esto ha hecho que Desorden se pregunte respecto del consejo que el lunes de esta mismísima semana diera: compren mallas y ahorren. La compra a granel no es per se recomendable para cualquiera fruta o verdura (pensemos, por ejemplo, en una pera o una manzana verde, no así en un kiwi) pero al momento de hablar de paltas, por Dios que si lo es. El granel nos permite orientar nuestra elección, decidiendo conforme a nuestra necesidad de consumo de palta, pudiendo, con el grado suficiente de conocimientos, abastecernos semanalmente de este bien tan preciado, calculando desayunos, onces, apiopaltas y habapaltas, en almuerzos y comidas, sin olvidar, era que no, el snack del regalón. Permítaseme el descargo. Ya no queda niuna palta medianamente decente de esas que se suponían iban a ser nuestra salvación semanal. Nos conformaremos, muy a nuestro pesar, con sesiones alimenticias que carezcan de palta.