Wednesday, May 03, 2006

Si bien el Desorden respetó el día primero de mayo como el día del trabajador, no pudo contener sus ansias de palta dentro de algún sanguchito o sobre una vienesa. Dentro del churrasco Tip y Tap, al almuerzo del mismo lunes, la palta se confundía con destreza entre el queso derretido y la lechuga o sobre los pepinillos y entre el tomate, pero ciertos excedentes -el Desorden procura sus manos al momento de saborear un sánguche- que caían al plato entre mordisco y mordisco, dieron cuenta de su específica consistencia, puesto que esos restos de palta que se desprendían no se confundían como hace unos segundos lo hacían: permanecían indiferentes a la mostaza, al tomate, e incluso a la carne que reina en esta combinación.
En la noche del mismo día, queríamos ya notar la presencia del objeto de nuestro estudio, por lo que la opción más acertada era la vienesa, en Elkika Ilmenau. Pero erramos en nuestra decisión. Mientras lo correcto era la vienesa especial palta -para notarla en su entera dimensión, aspecto y consistencia-, el Desorden se inclinó por la vienesa completa. Veíamos la palta, pero mimetizada con la americana, la mayonesa -casera, por supuesto y no como en el Tip y Tap-, el chucrut y el tomate. Sostenemos, no sólo por esta investigación, sino por nuestros constantes encuentros con la palta de este local, que ella ha sido intervenida, a través, especulamos, de la inclusión de leche en su preparación, pero es una tesis que vamos a contrastar con la realidad apenas haya una segunda chance.

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